sábado, 12 de octubre de 2019

Fantasía de humo

Era una noche estrellada de noviembre, corría una cálida brisa pero no hacía calor. Entre gritos y risas de sus compañeros estimuladas por el alcohol, Valentina comienza su regreso a casa. Se despide de todos con una sonrisa en su rostro, hasta que toca el turno de despedirse de Alan. Su sonrisa se esfuma suavemente: no quiere despedirse. No quiere dejar de ver su sonrisa, o de encontrarse todos los días con su mirada. Sabe que no puede estar con él ya que otra persona ocupa su corazón. El amor de Alan corresponde a alguien más. Sin embargo se encontraron mirándose tantas veces, en una relación de casi amistad, casi amor. Valentina sabía que era imposible que él se decida por ella, y también admiraba su lealtad. Por eso se encontraba en un dilema, el querer gritarle sus sentimientos por él, vaciando su pecho y esperando una respuesta mágica que cambiara todo. Pero no lo iba a hacer, ya que sabía que no era correspondido por más que ambos quisieran.

Lo saludó con un beso en la mejilla, deseando que fuera más que un saludo. Sus brazos rodearon su cuerpo, fue un momento en donde ambos cuerpos se encontraron, queriendo no separarse hasta la eternidad, pero separándose al segundo. La química existía, ella sabía que no la estaba imaginando. 

Sonríeron, con tristeza en el interior, sabiendo que ambos se gustaban pero que en ese instante sus caminos se bifurcaban a velocidad luz. Fue hermoso coincidir por unos meses, pero ahora era momento de seguir. El corazón de Valentina latía rápido y fuerte deseando decir con sus últimas palabras todo lo que había sentido por él en esos meses. Pero una vez más: calló.
 

viernes, 4 de octubre de 2019

Refracción

Él representaba todo lo que es casi perfecto para mí, pero solo era un reflejo.
Él no podía cruzar camino conmigo, íbamos como dos trenes embalados, cada uno persiguiendo su objetivo con pasión y velocidad. Sólo compartían un tramo en los cuales sus vías no se juntaban. Iban en diferentes direcciones.
Sin embargo lo miro y me produce una sensación de bienestar. Él es lo que yo quiero, o en realidad quiero alguien como él.

Es joven, inocente, lleno de energía, risas, pasión por lo que hace,  pálido con ojos oscuros y brillantes. Se asimila mucho a mi personalidad.

Nuevamente, él es una refracción de lo que yo deseo. Pero ese reflejo no es para mí, es para otra persona... Y entonces eso significa que alguna vez una refracción aún mejor será mía. Una refracción de pura luz.

Agradezco que él ilumine mis cortos días, que sea un motivo para levantarme y soportar la rutina. Agradezco sentir el enamoramiento no correspondido, ya que no estoy lista para embarcarme en un nuevo viaje de dos personas. Pero él me hace sentir bien, y aunque no lo sepa, se lo agradezco.

Agradezco que reflejes lo que deseo.

domingo, 19 de mayo de 2019

Meseta

Soy una meseta, seca, árida, fría, sin árboles frondosos ni flores de colores. Sólo se alojan en mí cáctus con espinas de color gris. Los lagos azules, llenos de emociones y mareas están secos y sólo se puede ver la tierra con sus grietas. No pasa el tiempo, todos los días se hacen largos. No aflora nada nuevo, no escucho nuevas voces. Soy una meseta sin animales, nadie se aloja en mis congeladas noches ni en mis calurosos días.

sábado, 16 de marzo de 2019

Luz

Sos la persona que más amé con locura. Te entregué todo mi corazón, toda mi paciencia, tiempo y energía. Quise mover montañas por vos, piedra por piedra, pero al final fue demasiado peso. Al final me di cuenta que todos estos años viví en una burbuja.
No me voy a olvidar de cómo nos mirábamos con tanto amor. Éste último tiempo nos olvidamos de mirarnos. Cada uno estaba metido en su mundo.
Fuiste para mí un click: me abriste el corazón, sentí tanto amor, tanta ilusión, tanta magia junto a vos. También sentí mucha tristeza, miedo y enojo. Nos acompañamos durante este camino, que era cuesta arriba. Mis pies se cansaron, mi espalda también. Mi amor por vos no desaparece, fuiste un maestro para mí. Quise ir a la luna por vos, quedarme allá, sin óxigeno sólo para traértela con un moño. Te regalé lo mejor de mí, y descubriste lo peor también.
Tus ojos celestes, por más que no te gustara que te digan que son celestes, porque para vos eran verdes. Cómo llorabas cuando escuchabas música clásica en películas, tu alma sensible, tu nariz respingadita. Tus lunares en la espalda, la limpiecita. Cuellito con cuellito, como dos animales enamorados. Tus manos grandes al igual que tu boca, pero tus piernitas de tero que corrían ágilmente. Cómo te reías, como Goofy.
Te amo y te amé, porque sé que nos conocemos de otras vidas. Fuimos hermanos, familia, y ahora también lo somos.
Realmente deseo que crezcas, que seas feliz siempre. Tenés tanta bondad en tu corazón, solo que a veces te olvidás y te desconectás. La realidad es una mierda, yo intenté pintarla de colores pero no bastó, lo lamento. Lamento romperte el corazón, lamento manifestar mi incomodidad, pero necesitaba elegir otro camino porque este se volvió una pared, una pared imposible de escalar.
Gracias por todo lo que me enseñaste, gracias por vivir conmigo tantas cosas. Que seas feliz siempre y sino recordá: como sos oscuridad, sos luz. Nunca te olvides que sos luz.

jueves, 14 de marzo de 2019

Oxígeno

Finalmente el agua del tanque explotó, todas las cintas adhesivas, que había pegado una por una en cada agujero del que salía agua, se salieron y ahora los chorros de agua están en carne viva, mojando todo el cuarto, inundando el mundo.
Me mentí a mi misma por mucho tiempo, que el cambio era posible, justificando cada acción, cada pensamiento.
Finalmente hace tres días tomé la decisión.
Saqué todas esas cintas adhesivas, y dejé que el agua salga con propulsión de cada agujero. Me empapé y lo empapé a él.
Casi a punto de ahogarme, nado y nado hasta la superficie, pareciera que no tiene fin. Que me voy a morir ahogada en este cuarto infinito lleno de agua. La culpa me carcome, sin embargo sigo nadando.
Ya no miro atrás, si lo ayudo nos ahogamos los dos. Sigo nadando. ¿Dónde está la superficie? Todos me hablan de ella, me dicen que voy a estar bien, que voy a llegar a tener oxígeno y voy a lograr escapar de estas aguas turbias.
Pero no veo la salida.
Ahora siento como mis pulmones, aquejados por aguantar tanto, empiezan a ceder. La vista se comienza a nublar, poco a poco pierdo conocimiento y escucho latir mi corazón cada vez más fuerte.
Abro los ojos una vez más y veo un difuso rayo de sol. Siento como mis músculos se encojen por última vez. Mi boca larga las últimas burbujas. Mi cuerpo va descendiendo hacia la oscuridad, lo que era un cuarto ahora es un océano.
El oxígeno me abandona para no volver, lo dejo ir.
Sola, me hundo en las profundidades de ese océano, mirando como el rayo de luz se desvanece.

martes, 7 de febrero de 2017

Perfecta es el aura que te rodea.
Afilada es la flecha que atravesó mi corazón.
Una estrella brilla encima tuyo.
Londres será nuestro destino.
Alas crecen en tu espalda, como el ángel que sos.

martes, 30 de agosto de 2016

Apagón

Siento que tengo tanta oscuridad para abrazar, que mi luz interna no alcanza y me apago.
Siento que el mundo me pesa, cae encima mío contando los segundos para ganar el round.
Lo peor de todo es darme cuenta que no sano, sino que cada vez enfermo más. Al punto de estar tirada en el suelo, con cien lágrimas cayendo de mis ojos e intentando no pensar.
No quiero pensar más en nada, cada día lo cuento como prisionera de mi cárcel mental.
Estoy sola. La única persona que me escucha está a miles de kilómentros de distancia, y no puede abrazarme físicamente.
No sé que hacer, no sé que no hacer. No sé más nada. Y él no sabe de esto.
Necesito más luz de la que tengo, y no sé cómo conseguirla. No encuentro un fósforo a mi alrededor.
Quiero sanar.

lunes, 4 de julio de 2016

Perdón

Perdón.
Perdón por desconfiar de vos, perdón por vaciar todos mis miedos en vos.
Estoy cansada de tener miedo, de sentirme vulnerable todo el tiempo.
Quiero poder desplegar mis alas y volar al lado tuyo.
Quiero seguir conociendo cada árbol del paisaje que sos. Treparme por las ramas para poder ver el atardecer.
Quiero estar al lado tuyo, y darte la mano cuando más necesites.
Caminar hacia la luz, trascender juntos este mundo material y gris, para poder ir más allá, donde nos espera todo lo que soñamos.
Quiero que sonrías, y reírme con vos. Necesito abrazarte. Necesito silencio para poder escuchar tu respiración, como baja y sube tu pecho, al ritmo de los latidos.
Sé que vamos a poder lograr lo que nos propongamos, somos dos estrellas fugaces que atraviesan la noche oscura, llenandola de brillo.
Sos el sol, y yo soy tu luna. Dejaré que la Tierra se vaya, me despegaré de ella para orbitar junto a vos, tomaré el riesgo de quemarme. Sé que no lo vas a hacer, que vas a cuidar tus rayos solares para no hacerme daño.
Solo necesito eso: abrazarte, orbitarte, quererte, hacerte reír, jugar, hablarte, escucharte.
Quiero empezar una nueva etapa, en donde la risa y el juego reinen.
Gracias por iluminar el camino.
Te amo.

jueves, 16 de junio de 2016

Tengo la necesidad de controlar todo. Siento que si dejo que algo se me escape de las manos, todo mi mundo se desmorona.
"Quiero cambiar" le dije. "Quiero aprender con vos y de vos" continué.
Es lo que intento hacer día a día.
Quiero ser feliz, sorprenderme todos los días. Sorprenderme de él.

miércoles, 8 de junio de 2016

Recuerdo

Tengo el don de recordar.
En mi cabeza, por los túneles de la memoria, se hayan cientos de vidas cargadas de recuerdos.
Con el tiempo, supe manejarlo. Las nostalgias venían a mí en forma de visión. Entonces debía sentarme y dejar que tomen mi cuerpo, no podía frenarlas, debían fluir por mi piel.
Estaba en el parque, disfrutando de un día de sol, cuando todo cambió.
Comencé a sentir que mi cuerpo vibraba, mi corazón latía cada vez más fuerte, nunca había sentido con tanta intensidad un recuerdo.
Entonces fue cuando lo vi.
El era un Dios, era dueño de todo el mundo. Vestía una túnica blanca y en su mano tenía un rayo, que iluminaba su alrededor. Yo era una diosa, tenía un vestido verde que se alargaba a cada paso. Los dos caminábamos sobre nubes, en el Olimpo. Cuando estaba a su lado, sentía su calor, pues desprendía energía solar. El era el sol. Se quedó nueve noches a mi lado, y juntos creamos a las bellas musas de Grecia. Pero un día tuvo que marcharse, y me dijo al oído : "Tranquila, volveré y me recordarás."
Sin embargo nunca volvió, y mi divinidad se apagó con él.

Cuando abrí los ojos, estaba tirada en el pasto. Me suele pasar que pierdo la consciencia en las visiones. Me dolía la cabeza, era el primer recuerdo que me tomaba por completo.
En el mismo instante en el que subo la mirada, el sol me lastima los ojos, y en contraluz veo a un joven. Me tiende la mano, y yo confiando plenamente la tomo.
Cuando toqué su piel, sentí una electricidad que me recorrió el cuerpo.
Me levanto, y puedo apreciarlo bien. Su pelo rubio ceniza que bailaba con el viento, sus ojos que eran el agua cristalina de un lago calmo y profundo. Su sonrisa que ocupaba toda su cara. Me sonrojé.
Había algo familiar en él, yo lo conocía de algún lado, sin embargo no podía recordarlo.
Me estremeció pensar que había algo que se estaba escapando de la tela de araña tejida por mi memoria.
El pudo ver en mí esta sensación de incertidumbre, y se acercó más.
Suavemente me susurró con su voz dulce "Te prometí que volvería".
La piel de gallina reinó en mi cuerpo, mis ojos se llenaron de agua oceánica, estaba por recordar todo: era él.
Luego de muchas vidas, había regresado para quedarse conmigo y vivir juntos en estos cuerpos.
Recordé entonces lo que era el amor. Sonreí.

lunes, 9 de mayo de 2016

Historia antes de dormir

"¿Y alguna historia más?" me dijo la niña mientras sus ojos brillaban como estrellas en un cielo negro.
No sabía que decirle. No tenía ninguna historia, y no se me ocurría una para inventar.
"Por favor, una antes de que me vaya a dormir" me dijo con una sonrisa de oreja a oreja, que me tocó el corazón. No podía dejarla sin una historia antes de soñar.
Asentí.
Comencé a indagar en todos aquellos recuerdos, momentos cortos vividos. Esos en los que el corazón me latió casi al punto de salirse de mi pecho.
Quería contarle algo que le gustara, ella amaba las historias de amor. No de princesas y encantamientos, de gente común y corriente enamorándose. Ya se sabía la historia de sus padres y abuelos de memoria.
Podía ver como en sus ojos de constelaciones titilaba la emoción por escuchar nuevos relatos.

"Bueno, aquí va.
Ella estaba llegando con un vestido plateado, que parecía del espacio. Venía corriendo después de una fiesta, estaba llegando tarde. Vestido y zapatillas, así se encontraba."

"¿Y qué pasó, llegó?", preguntó ansiosa, la pequeña.

"Sí, agitada, con el corazón latiendo, llegó a su destino. Había muchas personas que no conocía, y no sabía donde estaban sus amigos. Saludo a varios, hasta que lo vio a él.
Se sonrieron, y desde ahí supo que algo iba a cambiar en su vida para siempre. Ella no sabía nada de él, pero sin embargo sentía que conocía cada instante de su vida, lo veía en sus ojos de lago calmo y cristalino."

"¿Era linda ella? ¿Y él también era lindo? ¿Se gustaron?", suspiró.

"Ambos eran hermosos, por dentro y por fuera. Combinaban en una acorde perfecto. Eran el eclipse en donde el sol y la luna se juntan un rato a jugar. Se enamoraron, y de ahí fueron inseparables. El amor que los unía jamás se vio en ninguna otra pareja, era único, sincero y real"

Ella quedó extasiada con la historia, sonrió y me abrazó. Le dije buenas noches y le di un beso en la frente. Esperé a que se quedara dormida.
Mientras sus ojitos se cerraban, pensaba en la mentira que había dicho.
El chico y la chica no se enamoraron, ni vivieron felices para siempre. Terminó igual que todas las historias que conozco, crudamente mal.
Comencé a preguntarme si realmente inventar cuentos felices iban a ayudarla, si debía prevenirla de la realidad.

La tapé, con su manta violeta. Ella debe estar soñando con mis mentiras, pero quizás sean felices esos sueños, y acabe descansando mejor.

Ella dibujó una sonrisa con sus mejillas dormida.

Me alivió. Apagué la luz, y las estrellas que brillan en la oscuridad de su cuarto se iluminaron. Me levanté y guiándome por la luz fluorescente encontré la puerta.
Una última mirada, a la paz de sus sueños y me fui.


jueves, 28 de enero de 2016

Mariposa

Llegué.
Sentía que todo el cuerpo me pesaba, sobre todo el cerebro. Estaba sin ganas de nada. Me sentía tan densa, con aura oscura y lluviosa. 
No sabía que me pasaba, pero no estaba bien.
Era una sensación nueva, que me acompañaba atormentando los minutos que pasaban. Nunca antes la había percibido, era nueva y aterradora. Podía sentirla como una especie de molestia en el pecho, un semi nudo en la garganta, y un agotador dolor de cabeza. Pero a nivel emocional, era más tortuosa aún; no sabía que pensar, que sentir.
No sabía, porque no había nada por lo que sentir.

Era la sensación del Vacío.

Un hueco profundo, oscuro, y frío se alojaba en mi pecho, decorandolo como un collar de pensamientos dañinos. Cada tanto una náusea, causada por la repugnancia con la que mi cerebro me golpeaba. 
Era desesperante, porque no sabía si llorar, enojarme, gritar, callarme, pensar, sentir. La soledad me abrumaba. No había nada, sólo silencio dentro y fuera de mi cuerpo. Un silencio que aturdía mi tranquilidad, sacudiéndola en miles de hertz.
No tener nada a lo que aferrarte, no tener nada que soltar. Era la peor situación que había transitado. Sin motivaciones, sin estímulos, buenos  o malos.
Flotando en un río sucio, lleno de basura, como botellas de vino barato, condones y cajas y cajas de antidepresivos.
Mientras sentía como la suciedad del río se metía por mis poros e infectaba mis venas, miraba el cielo; tan claro y sin nubes.
El contraste generado por el paisaje, me hizo ruido. Podía cerrar mis ojos y hundirme en aquella agua turbia, o abrirlos y distraerme con el bello sol, y las nubes invisibles.

En este instante, mientras que abría lentamente los ojos buscando un salvavidas, una mariposa azul voló sobre mí. Se reposó en mi pecho, haciéndome cosquillas. 
Dentro de mis costillas, danzaban miles de emociones; angustia por estar tan sola, miedo por no encontrarme, serenidad al saber que había una salida y fe en que todo iría bien. Sombras que se transmutaban a luces preciosas, silencios que se volvían suspiros, lágrimas que se volvían sonrisas.
La mariposa aleteaba enérgicamente, y sus alas comenzaron a cambiar, pasaron de ser un azul oscuro a un violeta brillante con tonos rosados.

Atónita, vi como se alejaba. Habrán sido unos minutos, quizás segundos. Las alas amatistas se batían cada vez más lejos. Y la sensación de vacío se iba con ella.

Una energía vibrante y colorida sacudió mi cuerpo. Me levanté, ya no estaba más en el río, sino en un bello parque a la luz del día. El tiempo me acariciaba, y el viento me acunaba. "Todo es perfecto" pensé, y por primera vez en mucho tiempo me sentí correcta. 

Miré el cielo; y comprendí todo. La vida transcurría. La felicidad iba y venía, como el rocío que alimenta las flores. Debía nutrirme de conocimientos y experiencias sabias, y creer de verdad que todo irá bien. Quizás debía hundirme en el río sucio, en sus profundidades, para poder ver todo con más claridad, confiando en la perfección de la vida.

La mariposa fue un sutil recordatorio de lo lindo que es vivir, y estar con uno mismo.





sábado, 14 de noviembre de 2015

Doble

Lavando los platos, exhausta luego de un largo día de actividad física y mental, escuché los pasos.Me di vuelta abruptamente, tuve miedo de encontrarme con algún fantasma o algo similar.
Fue cuando la vi. La chica de pelo corto, ojos verdes y penetrantes me estaban observando durante mi tarea. Mi corazón comenzó a latir fuertemente, y sentí un calor que invadía mi cuerpo. Tenía miedo, sin embargo había algo en ella que trascendía, algo familiar, que ya conocía.

- ¿Quién sos y qué hacés acá? - pregunté con aire de autoridad.
-No se trata de qué hago acá - respondió tranquilamente -. Sino de lo que vos hacés.
- ¿De lo que yo hago? ¿Podés decirme quién sos y porqué estás en mi casa? 
Comenzaba a sentir cómo la sangre corría por mis venas, y mi corazón impaciente pedía a gritos saltar al vacío. 
- Vos me conocés mejor que nadie. Y eso lo sabés. Ahora, pensá; ¿Qué estás haciendo? 
Mi cerebro empezó a recorrer el camino largo laberíntico para descifrar qué era lo que me estaba preguntando. No sabía, o no quería saber. Y sí, me resultaba tan familiar su rostro, su manera de hablar, sin embargo, no podía asociarla a ningún vínculo conocido.
- No sé que estoy haciendo.
- Exacto - dijo señalándome.
Tenía razón, no sabía que estaba haciendo. El momento más indeciso de mi vida, que no sabía que hacer con ningún aspecto de ella. Pero sobre todo, no sabía que hacer conmigo misma.
- No sabés lo que hacés, porque no sabés quien sos y qué querés - continuó -. Mejor dicho, sabés lo que deseas, pero son puras ilusiones.
Y en ese instante sentí como mi pecho se hundía. Touché.
- Te molesta saber que esos sueños jamás se harán realidad - comenzó a acercarse lentamente .- Porque son lo que son; producto de tu cabecita - dijo tocándome el pelo.
- Pero... - titubeé - Yo quiero que se hagan realidad. 
- Pero, pero - dijo imitándome - No se harán, porque nunca fueron realidad. Son nubes de la tormenta que te inunda los sesos.
La miré fijamente, con odio, rabia, y un nudo enmarañado en la garganta que precipitaba las lágrimas que correrían por mis ojos.
- El único camino es aceptar. Aceptarte, aceptarlo. - dijo la chica pausadamente tomándome de la mano.
Mis ojos se abrieron como dos ventanas empujadas por el feroz viento.
- ¿Aceptarlo? - pregunté con lágrimas que comenzaban a recorrer mi cara, como calle desolada en medianoche.
- Sí - dijo francamente - Aceptar que él no te quiere, y no te va a querer. Y vos sí lo querés.
Fue el golpe imaginario más doloroso de mi vida. Sentí como mi estómago se encogía para recibirlo, y cómo se esparcía el dolor por todo mi cuerpo.
- Pero... Quizás el sea diferente... Quizás él...
- ¿Él cambie? - dijo interrumpiéndome.- Ves, lo querés cambiar. Todo gira alrededor de eso, ¿No? - empezó a caminar por la cocina. - No querés aceptar como es, porque es una mierda, y no es nada parecido a lo que te habías imaginado, entonces querés introducirle el chip en esa cabeza quemada que tiene, para crear el novio perfecto. 
Todo mi ser comenzaba a desmoronarse tras cada palabra que ella pronunciaba.
- Él no te quiere. No le importás, ¿Porqué te es tan difícil ver eso? - continuó.
- ¡Porque me gusta! ¡Porque hace mucho tiempo que me gusta! - grité con la voz quebrada por el llanto.
Hubo una pausa en la que ella se quedó mirando cómo se me salían los mocos por la nariz, y cómo la angustia, la desilusión y tristeza reinaban en mi cuerpo. Sabía lo que me estaba pasando, por alguna extraña razón, conectaba conmigo. Era como si ya lo hubiese vivido.
- A mi también me gustaba... Pero luego me di cuenta que no iba a servirme de nada. Ni él, ni una relación, ni nadie. Todo está acá - tocándome la sien. - Está en vos reconocerlo, y luego hacer algo con ello, de lo contrario continuarás sin saber que hacer. Yo intento decírtelo, para que puedas asimiliarlo de alguna manera. Esto no va a cambiar. - dijo alejándose .- Él va a seguir siendo igual, porque es su esencia. Dejalo ir, rompé tu corazón. El tiempo lo cura, yo te doy mi palabra.
Y en un abrir y cerrar de ojos, desapareció de mi cocina.
Sigo pensando en las palabras que me dijo. Parecía haberlo vivido en carne propia hacía un tiempo. Supo lo que es tener el corazón roto, y supo saber cómo es sanarlo con el tiempo. Desearía poder ser como ella, y poder ver las cosas tan fácilmente. 






miércoles, 14 de octubre de 2015

Logro

Es una confusión divina, ocasionada por los sentimientos más profundo que pueden desenterrarse de mi olvidado, sucio y polvoriento corazón.
Durante tanto tiempo estuve esperando ese momento, para convertirlo en un segundo orgánico y vulgar de la vida. Pasó muchísimo tiempo desde que lo vi por primera vez, para reconocerlo en el espejo de la tortura rosa. Esa tortura que te hace sonreír como idiota, que pronostica lluvia saladas de ojos vidriosos, y que te hace sentir que caés placenteramente en un volcán de lava ardiente. Feliz de morir, feliz porque estás muriendo en él.
Hoy brindo, no por una respuesta esperada; sino por la pregunta soñada. Una pregunta que estuvo dando vueltas, perdida en mis laberintos cerebrales por más de un año y medio. Hoy finalmente encontró la salida, una salida que continúa oscura, y que creo que seguirá estando por mucho tiempo.
No hay razón para apurarse a prender la luz, en las penumbras camino mejor, me guío como animal en una noche fría solo acompañado de su olfato. Mis sentidos se desarrollan cada día más, no necesito de las certezas, y menos de él.
Sí, sí que me gustaría que la certeza fuera él. Pero entre deseos y realidades, es mejor no meterse, ya que uno nunca sabe a donde puede dirigirse. Pierde el control del vehículo, de su cuerpo, para entregárselo a la mente, y al mismo tiempo, el cerebro luchador profesional se encuentra en el ring contra el instinto y el puro deseo de este envoltorio de carne y hueso.
Hoy pienso en todas las cosas que callé, reprimí y olvidé para evitarme algún dolor. Hoy me compadezco de ellas, y las abrazo, porque también forman parte de mí.
La luz y la sombra me acobijan en las noches más solitarias y frías, tornándose en mis osos de peluche tejidos con ilusiones y retazos de pensamientos extraídos de esta cabeza. Ellas permanecen intactas a lo largo de los años, creciendo conmigo, viviendo cada historia, cada anécdota y minuto de mi larga, y a la vez corta vida. Ellas componen mi forma de ser, mis acciones y palabras no dichas.

domingo, 27 de septiembre de 2015

Montaña

Todavía podía repetir en su cabeza, cada minuto y segundo, que habían tenido lugar durante la luna escorpiana de agosto.
Pensaba que habían sido absorbidos por el alcohol y el éxtasis, que esa noche reinaron en su cuerpo.
Se sentía extranjero a su cuerpo, los pensamientos que anteriormente lo podían llegar a preocupar, ahora estaban disueltos en una sangre que corría a toda velocidad por su cuerpo, llegando hasta el corazón que latía insaciablemente y retumbaba en su pecho.
Él no miraba a nadie, simplemente cerraba los ojos, y se dejaba guiar por la música, que temblaba en sus pies y en su cerebro.
En ese instante, en dónde todo dejaba de tener sentido para convertirse en puro placer, se acercó ella, con un aura dorada, leonina y hermosa. Dijo unas palabras en el oído, que mezclaba su voz inmigrante junto a los bajos de la música. Normalmente, él no la hubiera escuchado, pero esta vez sintió una necesidad de conectar, quizás un impulso.
La sonrisa que tenía dibujada en su rostro, no se iba, ni con la mala noticia que iba a suceder luego. Ya no importaba lo material, estaba siendo él mismo, se sentía etéreo.
Unos minutos más tarde estarían en soledad, él encima de ella, tocándola, amándola momentáneamente. Ella le dedicaba palabras hermosas, y frases con un acento que decoraban el aire, y la agitación.
Cada vez que cierra los ojos, puede verse acariciando su pelo, y observando sus ojos castaños a través del lente de sus anteojos, que le quedaban perfectos con su rostro europeo. Era tan linda.
Y cuando su mente divaga, la puede imaginar continuando de fiesta, recorriendo el mundo, viajando por Reinos Montañosos. La puede ver en el mar, la puede ver en un bosque, en la puna, en todos lados.
Dentro de su pecho, existe la fantasía en la que ella, se acerque nuevamente a él, y le pregunte con su particular voz parisina: ¿Cuándo nos volvemos a ver?

jueves, 10 de septiembre de 2015

Pieza Musical

A medida que el aceleraba sus manos sobre las teclas, mi corazón latía cada vez más fuerte. Sentía que iba a saltar de mi pecho, para quedar vulnerable frente a sus ojos.
Yo conocía esa pieza musical, y eso creaba una etérea confianza secreta para mí. 
Podría haberme quedado todo el día escuchándolo, era tan cálido, tan excitante y a la vez transmitía calma y paz.
Mientras anotaba en mi hoja símbolos musicales que luego me darían dolor de cabeza, mi cerebro deseaba dejar de ver la pizarra y tan sólo conectar mi sentido de la audición. No podía prestar atención, mi mirada se desviaba hacia él.
El instrumento parecía sonar dentro mío, pero al mismo tiempo en él y en el espacio. No había rincón en el que no reinaran las dulces melodías y notas que sus manos producían.
Por un momento me pareció despegarme de mi cuerpo, caminar unos pasos hacia él, y deseé sentarme al lado de él, quería sentir su energía vibrando más cerca. Tomaría su mano, y la apoyaría en mi pecho para que pueda percibir cómo mi corazón latía fuerte y ansioso.Y él me miraría y comprendería lo que siento.
Saqué mi mirada perdida de esa hoja pentagramada, y la posé sobre sus manos y la acción que estaban llevando a cabo. Luego, miré sus ojos cielo, y sorpresivamente me estaban observando.
Mi sangre comenzó a recorrer mi cuerpo a mayor rapidez, sentí un calor dentro mío difícil de olvidar. Ese calor, que se producía con cada nota que él tocaba, que yo reconocía.
Mi fascinación por él y la manera de tocar, me conectaba directamente con algo divino, algo celestial. Era un paraíso comparado con los días grises que venían lloviendo sobre nosotros.
Era hermoso ese momento, y me lo guardaría para toda la vida. Desearía que se repita, desearía poder escucharlo tocar de nuevo. 
Las aguas de mi interior, se olean cada vez que lo veo, para ahogarme en mi timidez, y desembarcar en algún chiste para controlar el encuentro.
Pero, la verdad, es que frente a él, me siento vulnerablemente bien.
Frente a él, me pierdo, me hundo, para luego nadar en el río de su mirada.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Vidrio

Cada vez tu imagen divina se difumina, en mis ojos.
Como un vidrio perteneciente a una botella que fue lanzada al mar, con un mensaje adentro, un mensaje de disculpas, reconocimiento y sobretodo de amor, una botella que jamás llegó a destino, se rompió en una ola convertirse en el vidrio que hoy, minuto a minuto, se erosiona cada vez más.
Una parte mía quiere que te vayas, que desaparezcas de mis pensamientos de una buena vez y que no controles indirectamente mis emociones.
Pero otra parte, está dispuesta a resistir, a cambio de un "Hola", de una sonrisa, una mirada. Cuando vos estás soy esclava de mi cuerpo y mi boca.
Ya estoy comenzando a desistir, no quiero abandonar el único comienzo que pudimos haber tenido.
Quisiera volver el tiempo atrás y advertirme, de que este barco iba a ir hundiéndose poco a poco, en el medio de un mar desolado y frío. Y la noche, la noche eterna que nos mira a los dos, preguntándose si algún día volverá a suceder.
Quisiera poder decir que va a suceder de nuevo. Mis esperanzas se disuelven en un vaso de alcohol, y mi fe en el universo, se quiebra.
El universo es perfecto, pero quizás vos y yo no. Duele.
Necesito hablar con vos y explicarte todo esto que me pasa. Si tan solo, me dejaras entrar, podríamos ser felices.
Todo a su debido tiempo, perseverancia. Pero estoy cansada, y vos no estás, por lo tanto no lo podés ver.
Es cuestión de tiempo... espero que las Lunas nos iluminen y nos abracen.

lunes, 31 de agosto de 2015

¿Sentimiento o Pensamiento?

Era una noche con viento frío cuando la pregunta invadió su cabeza para crear un tornado de pensamientos.

"¿Te gusta él, o te gusta la idea de él?"

No quería saberlo, simplemente prefería ignorar lo que su cerebro le decía mediante conexiones y chispas nerviosas.
Le gustaba cómo era él, sin embargo, podría ser una idea hecha en la fábrica mental.
Lo sentía y pensaba de una manera que nunca había sido, de una manera que solamente se manifestaba en su cabeza.
Entonces... Le gustaba la idea de él.
Pero no. También le gustaban sus tiernas obsesiones animales, y cómo fumaba.
Todo esto formaba parte del inconsciente emocional que hacía que su corazón latiera cada vez que lo veía.

¿Era un sentimiento o un pensamiento? 

Creía que era algo más profundo, algo que nacía desde el fondo de sus entrañas para manifestarse como una luz en los ojos, y una tímida sonrisa.
También era una obsesión mental, que consumía segundos, minutos y horas de su vida. A veces, la agotaba.
Era feliz cuando él aparecía. Era taciturna cuando él se iba.
Al fin y al cabo, las emociones terminaban siempre apoderándose de ella, pero no más, ni menos, que por impulsos nerviosos que su cerebro mandaba.

Llegó a la conclusión de que su pregunta podía ser respondida: Ambas.
Le gustaba él, y todo lo que le generaba a nivel físico, y emocional. Esa adrenalina placentera que sentía cuando él le hablaba, y también la tristeza cuando recibía indiferencia de su parte.
Sin embargo, la idea de él. La idea de un ellos, de ser felices,también la llenaba por dentro, y al mismo tiempo se convertía en un tamiz que filtraba las felicidades, y dejaba expuesta a la probable verdad gris que era, muy diferente a lo que se había imaginado.

Él era amor e idea. Él era pensamiento y sentimiento. Él era corazón y cerebro. Él era felicidad y tristeza. Él era luz y oscuridad.
Y ella también.

sábado, 22 de agosto de 2015

viernes, 14 de agosto de 2015

"La Luna"

ACTO ÚNICO

Escena I

Balcón, de madrugada. Se escuchan fuertes voces provenientes del interior de la casa. Hay una fiesta. Todos los invitados están borrachos, o drogados. Una puerta de vidrio con persianas separa a la habitación interior del balcón, que está sucio de colillas de cigarrillo, y botellas abandonadas.
Julián, se encuentra conversando, y fumando marihuana con su mejor amigo, Pedro. 

PEDRO.- Y entonces, vi cómo la luna se ponía de ese color, te juro que fue un muy buen flash. (Le da una seca al porro y se lo pasa a Julián.) - Carioca.
JULIÁN (Fumando profundamente, y hablando nasalmente) .- Qué linda que es la luna chabón. Mirala. (Larga el humo.)

Entra Tamara, fumando sus cigarrillos mentolados.

TAMARA.- Permiso...
PEDRO .- Sí, vení. ¿Querés? (Ofreciendole el porro ya casi consumido.)
TAMARA.- No, gracias. 
PEDRO.- Bueno muchachos, los dejo. (Mira fugazmente a Julián, y le guiña un ojo)
TAMARA (Tímida) .- Qué bueno que paró de llover, ¿No? (Julián menea la cabeza.) Ay, me olvido que a vos te gusta la lluvia.
JULIÁN.- Sí, igual también me gustan los días de sol.

Silencio, ambos fuman sus cigarrillos, y ven cómo el humo asciende.

TAMARA (Insegura) .- Juli... Hay algo... Que me gustaría.. (Pausa.)
JULIÁN.- ¿Qué? 
TAMARA.- Ay la puta madre, cómo me cuesta. Desearía ser menos tímida, o no sé, comportarme normalmente.
JULIÁN (Confundido) .- ¿Qué pasa? Decime.
TAMARA (Angustiada por no poder hablar) .- Eh.... Eh..... Que últimamente.... Bah, hace ya un tiempo.... Me están pasando cosas....
JULIÁN (Mezcla de confusión y vergüenza) .- ¿Cosas? 
TAMARA .- ¡Ay! No sé porqué estoy diciendo esto. (Se frota la cabeza intensamente, y enciende otro cigarrillo.) Mirá...

Julián la mira a los ojos, y en ellos descubre una mirada tímida y lluviosa.

TAMARA (Nerviosa) .- Eh.... Mmm... Me gustás....
JULIÁN (Sin saber cómo responder, abre los ojos grandes).- Ah....
Un silencio incómodo reina en el lugar, ambos tensos, TAMARA lo mira fijamente, y JULIÁN desvía la mirada.
TAMARA (Incómoda pero aliviada) .- No tenés que responder nada. Simplemente... Yo quería decirtelo, porque hace tiempo me pasa. No espero una respuesta concreta, sólo tenía que soltarlo.
JULIÁN (Ahora más tranquilo) .- No, no; ya sé. Pero, es que... Vos también me parecés una linda piba... Pero no sé si gusto de vos.
TAMARA (Ocultando su tristeza) .-  Ah... Bueno...
JULIÁN .- Igual, eso no implica que no pueda llegar a gustar de vos. Es sólo que...
TAMARA (Interrumpe) .- No, dejá... Soy una boluda, ni sé porqué te dije esto. (Comienza a irse)
JULIÁN .- Pará, pará. (La frena)

Ambos se quedan mirándose uno al otro, TAMARA con lágrimas en los ojos.

TAMARA .- ¿Qué?
JULIÁN (Tenso) .- No te vayas, quedáte.
TAMARA .- ¿Para qué? Me siento tan estúpida.
JULIÁN .- No, yo soy el boludo.
TAMARA .- Arruino momentos, y cago relaciones. Es mi poder. Já, y eso que siempre quise tener superpoderes.
JULIÁN (Acercándose a ella) .- No... No...

JULIÁN la besa inesperadamente. Luego de un rato, se separan.
Ambos prenden un cigarrillo, se sientan en un banco, y contemplan la luna, en silencio.

JULIÁN .- ¿Sabés? Creo que podría enamorarme de vos.
TAMARA (Sorprendida) .- ¿En serio?
JULIÁN .- Sí, no sé... Creo que sí.
TAMARA .- Está bien, yo también tardé en darme cuenta que gustaba de vos. Me parecía un juego de nenes, de cuando éramos chicos. Pero me di cuenta, que va a seguir toda la vida. (JULIÁN la mira)
TAMARA .- Igual, me gusta que sea así. Por lo menos, es algo que te motiva.
JULIÁN .- Sí, tenés razón.

JULIÁN rodea a TAMARA con su brazo, y ella apoya la cabeza en su hombro.

JULIÁN .- Qué flashero esto.

Entra PEDRO buscando algo que se le olvidó ahí afuera. Los ve a ambos sentados, y frena.

PEDRO .- ¡Uy! Perdón... Busco algo y me voy.
TAMARA .- No, no hay problema.
PEDRO .- Ya, ya, ya lo encontré... (Yéndose, vuelve.) - Al fin, eh. Cuanto tardaron ustedes dos.  (Se va.)

Ambos algo incómodos, ríen. Se miran. 

TAMARA .- Qué linda está la luna hoy.
JULIÁN .- Sí. (Mira la luna, luego mira a TAMARA) Sí.

Ambos comparten el último cigarrillo que queda, y se quedan mirando el cielo

miércoles, 12 de agosto de 2015

Oportunidad

Si tan solo me dieras la oportunidad de demostrarte cuan feliz serías conmigo.
Si tan solo me siguieras las conversaciones, y dejaras tu indiferencia de lado. No te pido que cambies, solo una oportunidad.
Si tan solo pudiera dejar mi timidez de lado y convencerte de que mi corazón te guardaría con recelo.
Si tan solo tuviera el momento para estar los dos, llenarlo de palabras, acordes para luego dejarlo dormir con silencios.
Si tan solo, me dieras la oportunidad.
Si tan solo, los demás entendieran.
Si tan solo fueramos vos y yo.

lunes, 10 de agosto de 2015

domingo, 26 de julio de 2015

Desde sus pupilas

A través de sus ojos de reptil pude percibir otro mundo.
Un mundo en el que él era yo, y yo era él.
Mis manos se desvanecían para convertirse en las suyas, mis uñas pintadas se ensuciaban hundiéndose en tierras desconocidas.
No sabía dónde me encontraba, sólo sabía que me era familiar. En algún momento había estado allí, no sé si en esta vida, en una anterior, o en ambas.
Es raro de asimilar, pero me siento bien.
Unas cosquillas invaden cada tanto mi estómago, jugando con mis jugos gástricos, haciendo que rujan.
El estar acá, haciendo ésto, buscando distraerme de la verdad, de lo que me dijieron los astros. 
No quiero hablarle, siento que arruinaría todo. Sin embargo, ¡Qué lindo se ve el mundo desde sus pupilas!
No encuentro motivos para comenzar una conversación, quizás mi timidez me está arruinando de nuevo, pero prefiero que sea así... Sino, no sería yo.
Pero... ¿Soy realmente yo? 
Me encantaría que todo se diese naturalmente, y poder terminar de todas maneras en la misma situación 
Mientras tanto veo los árboles, la noche, las estrellas desde sus ojos. Siento el frío y el viento seco desde su piel. Quizás el sabor a vino todavía sigue en mi boca, y la copa continúa en su mano.
Quisiera tan sólo hablar.
Hablar de lo que nos conecta.
No sé todavía que es lo que nos une; pero tendré que averiguarlo.

sábado, 18 de julio de 2015

Almohada

Fue en ese mismo instante en el que se dio cuenta de que no era un sueño.
Su almohada la comenzaba a devorar, su pelo y cabeza se hundían cada vez más. Podía sentir cómo la saliva de plumas manchaba su pijama.
No podía respirar, estaba siendo tragada. No podía concebirlo, tenía que ser una pesadilla.
Intentaba zafarse, agarrando fuertemente las sábanas, sin embargo, no le servía de nada. Escuchaba cómo mandíbulas suaves plumíferas la masticaban haciéndole cosquillas. 
Cerró los ojos, quiso despertar.
Los abrió para darse cuenta que estaba sana y salva, acostada en su cama, tapada y con los pies fríos.
Volvió a pensar en todo. ¿Qué era todo? El hecho que no tenía nada.
Se sintió tan sola, inútil. Y la angustia reinó en su garganta, junto a sus sirvientes, las lágrimas, que corrían sus mejillas para enrojecerlas más aún.
Sintió tanta desolación. Ahora había una fuerza que la estaba presionando cada vez más.
No era sólo la furia... Algo la estaba absorbiendo.
Sintió como la tomaban del pelo, cómo su nuca comenzaba a tensionarse.
Comenzó a hundirse en su almohada. Primero el pelo, luego la nuca, el cuello.
Desesperación. No puede escaparse de sus pensamientos nocturnos que la carcomen.
Luego es su cabeza, sus hombros, su pecho, su panza.
La tráquea de tela se encuentra tibia.
Luego su cadera, posteriormente sus piernas para terminar con la frutilla del postre: sus fríos pies.
No es una pesadilla. No lo es.
Cierra los ojos, intenta despertar.
No lo consigue.

sábado, 4 de julio de 2015

Necesito

Necesito alguien que me entienda.
Necesito alguien que me valore.
Necesito alguien que me abrace cuando hace frío.
Necesito alguien que me vaya de frente.
Necesito alguien que me haga reír.
Necesito alguien que le importe, y me mande un mensajito preguntando si llegué bien.
Necesito alguien que le guste pasar tiempo conmigo.
Necesito alguien con quien hablar horas, y permanecer, también, en silencios.
Necesito a alguien que me quiera por quien soy, y que no quiera pretender.
Necesito alguien sin caretas.
Necesito alguien que necesita a alguien.
Alguien.

sábado, 6 de junio de 2015

Vidas

-¿Cómo podés conocerme tan bien, si apenas nos conocemos?
Preguntó él, a lo que la joven respondió:
- Porque, mi amor, hace muchas vidas te vengo conociendo.

Él levantó sus ojos asombrados, y la vio por primera vez, en mucho tiempo.
 La recordó, tal como era; como había sido alguna vez. Los ojos de la chica, se convirtieron en azules, su pelo se tiñó de gris blanquecino, su tez se arrugó, y ella sonrió.
Todo se desvaneció, y pronto el tiempo y el espacio habrían quedado olvidados. El corazón del muchacho latió fuerte, pues sentía que ya no era un muchacho; era el dulce anciano que alguna vez fue.
Sus ojos se llenaron de lágrimas de alegría, nostalgia y amor. La había amado hacía mucho tiempo, y le alegraba saber que había vuelto a encontrarla, y nuevamente amarla. Sus manos temblorosas tomaron las de ella, frágiles y tiernamente cubiertas de venas, y las besó. Ella se sonrojó y volvió a sentirse una joven otra vez. Recordaron cómo se habían conocido, su primera salida, próximamente su primer beso, la primavera de su noviazgo. Un año más tarde, el casamiento, junto a todos sus seres queridos y colegas. La primer niña, producto de un embarazo complicado. La crianza de ella, entre problemas económicos y algunas peleas causadas por ello, ver cómo se convertía en una mujer, y posteriormente se casaba con un apuesto y buen hombre. El envejecer juntos, y sus nietos jugando alrededor. Los años pasaban, en milésimas de segundo.
Pronto él sintió un nudo en la garganta, sabía lo que estaba por venir: la enfermedad de ella, y el último beso.
Esas memorias aparecieron para romperle el corazón nuevamente, y se quebró en múltiples lágrimas. Buscando aferrarse a la vida, cerró los ojos.
Él los abrió, y sus pupilas se contrajeron en un mar de lágrimas. La vio, a ella, a la muchacha, y se abalanzó sobre ella, abrazándola con todas sus fuerzas. Ella le preguntó:
-¿¡Qué te sucedió!?
Y el respondió, hundiendo la cabeza en su hombro.
-Ni el tiempo, ni el espacio, nada nos puede separar. Y si nos alejamos, sé que te voy a volver encontrar.
Ella sonrió, y le devolvió el abrazo.
El atardecer tiñó la escena de un naranja rojizo intenso, dejándolos así en un aura perfecta, y en sintonía con el Cosmos.

jueves, 14 de mayo de 2015

domingo, 10 de mayo de 2015

Tejido

Sigo pensando en él, sólo que de una manera diferente y hasta más sana. Ahora puedo verlo todo más objetivo, comienzo a divisar los tejidos universales.
Ante cualquier sismo mental, recuerdo que él es especial, pero que todo sucede en el momento perfecto.
Creer para crear.
Vamos a estar juntos cuando el universo dicte.
Mientras tanto, vivo el presente.

domingo, 3 de mayo de 2015