miércoles, 11 de febrero de 2015

Color

Blanca es la pureza que envuelve su dulce nombre,
Rosados son los labios que nunca besé,
Gris es el anillo saturniano que cuelga de su boca,
Rojo el cabello que me envuelve en un torbellino, mezclando todo.
Verdes son  los ojos que lo miran a través de esta ventana luminosa.
Celeste es la luz que emana de sus cuencas,
Naranja es el fuego que incendia mi sexo, sube por mis entrañas, para reinar en mi cerebro.
Azul es el pez que carga con mis ilusiones, y paradójicamente se ahoga, en las olas que su servidumbre provoca.
Dorada es su aura, es un dios.
Marrón es mi vestimenta de sirviente. Estoy a su merced.
Amarilla la flor que el sembró en mí, convirtiéndome en fiel a su naturaleza.
Violáceos se tornan los moretones del golpe, producido por el tiempo.
Bordó es la sangre que me corre dentro, hirviendo por verlo.
Negro se vuelve mi interior, mi cerebro se enferma, mi sangre se coagula cuando desaparece.
Pero, en realidad nunca apareció.