sábado, 21 de junio de 2014

Píldora

Y entonces la mujer de pelos enmarañados decidió levantarse de la cama, luego de haber pasado 2 meses y medio sin salir de su casa, y hacía 8 días que no salía de su cama. No dormía, solo se quedaba tendida allí, esperando al silencio que nunca llegaba, sin embargo, el ya había llegado y reinado en la habitación, solo que ella no podía oírlo. Puso los pies en el suelo cubierto de basura, y se levantó. 
Las persianas cerradas dejaban que un rayo de luz iluminara el cuarto sucio y desordenado. Temerosamente se acercó a la ventana y a través del agujero en ella, logró vislumbrar el día. Estaba nublado, pero con algo de sol. Pudo observar el día desde la mirilla improvisada, por un par de segundos, pero le dolieron los ojos.
Fue hasta el baño, maloliente y sucio, y se observó en el espejo roto. Lucía terrible. Tenía el pelo enmarañado, ojeras enormes y violáceas, estaba pálida y muy delgada, dientes amarillos, y ojos rojos de lágrimas desperdiciadas. Apartó la mirada por un instante, no podía creer que esa mujer desastrosa que se mostraba en el espejo, en su interior, guardara a otra muchacha de rulos rubios que alguna vez sonrío, y fue feliz. Tenía vergüenza de sí misma, no podía creer lo lejos que había llegado. Había decido dejar de tomar las pastillas, pero no pudo enfrentar su condición. Baño. Definitivamente se bañaría, hacía dos semanas que no lo hacía, pues por un momento había olvidado que se sentía tener un chorro de agua caliente en la espalda. 
Una vez bañada, abrió su placard cerrado con candados. No recordaba como había llegado a estar encadenado, pero estaba abierto el candado y logró abrirlo. La ropa estaba intacta, como si hubiese pasado una década en el mismo lugar. Vio a su vestido favorito, nostalgia. Por sus pensamientos, la muchacha de rulos rubios, se pasó caminando por con un vestido azul con flores rosas, y unos zapatos blancos, y riendo miró. Cerró los ojos, los volvió a abrir. 
Se vistió con un jean y una remera azul, se colocó el abrigo, y se dirigió a la puerta. Movió un mueble que tapaba la puerta. Metió las manos en su bolsillo y encontró milagrosamente la billetera, con su credencial del hospital y algo de dinero, y las llaves. Colocó las llaves en la cerradura. Desvió la mirada.

-¡¡¡¡¡NO LO HAGAS!!!!! TE LASTIMARÁN DE NUEVO, LO SÉ.

Pausa. Con la mano en el picaporte, decidió ignorar la advertencia. Abrió la puerta y salió. Apretó el botón para llamar al ascensor.

-COMETERÁS EL MISMO ERROR DE NUEVO, POR FAVOR NO SALGAS

Estaba harta, quería salir, debía hacerlo. Ascensor que asciende, puerta corrediza que se corre, planta baja. Volvió a mirar

-TE LO RUEGO, NO TE PERMITAS HACER ESTO.

La puerta se cierra. Baja. Se abre de nuevo. El encargado del edificio al mirarla se le abre la boca a la par de los ojos, no podía creer que la "loca del 6to B" estuviera frente a él. Ella esbozó una sonrisa que no fue respondida. Salió a la calle. El ruido la afectaba, dudó en volver. La luz era demasiada, le quemaba los ojos, pero decidió seguir, debía ir por las píldoras. Quería acabar con esto. Ve el cartel de la farmacia.

{Drogas como filosofía condensada, en píldoras que inducen a un estado de reflexión artificial. Farmacias y recetarios como intermediarios entre la locura eterna y la paz momentánea.} 
Necesita calmar las voces en su cabeza, escucha gritos, alaridos, llantos. Debe callarlas. Es por eso que se encuentra aquí parada. Dentro del flujo de las mil y una voces que se incendian en su cabeza, intenta pensar conscientemente. Entra a la farmacia, saca su credencial de  paciente, que se la obsequió su médico que es un hijo de puta que solo quiere ganar dinero a través de tarjetitas con nombre y apellido  de gente que nunca vio. Ahora ella está intercambiando la tarjeta por mierda legal sintetizada en laboratorios, la cual consigue callar los gritos, a costo de pudrir un cuerpo.

Sale de la farmacia, vuelve a su casa. Sube con el ascensor, abre la puerta.
 
-¿¿¿¡¡¡¡¡PORQUE HAS SALIDO!!!!????
- YO LE DIJE QUE NO LO HAGA
- MIRÁ COMO ME PONÉS,¿VOS QUERÉS QUE ESTÉ ASÍ DE NERVIOSA? ¿VOS QUERÉS QUE ME MUERA?
-ESTÚPIDA ENFERMA OÍME!
- ¡PORQUE NOS HACÉS ESTO!

Ella asustada y con lágrmas en los ojos comienza a correr desesperada, abre la puerta de su casa.

- IDIOTA ERES IDIOTA
- TE MERECES LA MUERTE
- DEJA DE HACERME SENTIR MAL, Y OIME DE UNA VEZ,  ESCUCHAME

Corre y entra al baño, saca las pastillas. "Callense" grita con todas sus fuerzas. 

-ESTÚPIDA
-DEBES MORIR
-MALDITA PERRA, ASQUEROSA, ME DAS ASCO, ESO ES LO QUE ME DAS

Se mira en el espejo roto, y se encuentra distorsionada, abre el frasco de pastillas.

-NOOOOOO, NO LO HAGAS
-NOOOO....

Del frasco salen varias pastillas azules y blancas, y se vuelcan en su mano. 

-TE DIJE QUE NO LO HAGAS, SIEMPRE ESTOY CON VOS

Se las coloca en la boca. Las traga.

-NO

Poco a poco las voces comienzan a callarse. Siente muchas náuseas, así que se tira al piso. Todo se torna poco a poco negro. No se está sintiendo bien. Su corazón late cada vez más lento, le cuesta respirar. Su presión baja, todo es negro. Siente frío, no sente su cuerpo. Sonríe, finalmente logró callar las voces.

Apagón.