lunes, 17 de febrero de 2014

Carta de lo que pudo haber sido

                                                           .Buenos Aires, Argentina
Lunes 17 de febrero de 2014  


Estimado/a lector: 
Tengo el agrado de comunicarme con usted, ya que es mi deber, como sentimiento, emergirme de su inconciente, para poder pasar a sus pensamientos que puede procesar. De ser solamente un impulso bohemio mandado por una neurona electrificada, a consumir todo su cerebro y atención, y a la vez, hacer que todas sus entrañas se retuerzan del dolor, fabricar agua salada que pronto saldrá por sus ojos, hacer que sus cejas se frunzan lo máximo posible, y que en su pecho sienta un dolor agudo. 
Gracias por depositar su energía en mí, que es lo que me hace estar vivo. Muchos han atrevido a llamarme parásito emocional, pero usted no debe hacerles caso.
Soy un sentimiento que solo quiere efervecer y salir a la luz. Como usted, como cualquier ser humano, hasta el más vulgar, quiere salir y conocer el mundo, y vivirlo,sentirlo. No intente culparme, pues ahora yo tengo el control de sus emociones, y no le convendría ponerse en contra mío.
Sé que hago que usted se enoje y quiera odiar al mundo (aunque usted bien sabe, que no puede hacerlo, no está en su naturaleza), hago que llore pero a la misma vez se avergüence de hacerlo y se esconda para que nadie lo oya, hago que no quiera volver a salir y verla, sí, a esa persona que hace que yo aparezca aquí. Tampoco puede culparla, a usted le gusta mucho como para hacerlo, y tampoco puede odiar a la otra persona que hace que yo termine controlando su cuerpo y mente. No puede odiar a las dos, no está en usted. 
Yo veo lo que sus ojos ven, sí, esos ojos que guardan misterio que con rareza, usted y yo, llegaremos a conocer. Y eso es lo que a usted le encanta, y a la misma vez lastima tanto.
En fin, muchísimas gracias por dejarme vivir en su mente, y por hacerme sentir tan bien. Es duro, que usted se sienta mal, pero es el valor que toma que yo exista. Y sí, viviré a cuestas de usted, como ya le pasó antes, usted tiene el problema de no decir lo que siente para que los otros puedan vivir y experimentar sentimientos, con tranquilidad. Usted se queda callado, y los demás hablan. Usted se queda cerrado, y los demás aman. Usted se queda solo, y los demás se enamoran.
Pero, no se preocupe, aquí estoy yo con usted, y dispuesto acompañarlo por el resto de estos días.

Gracias, y que el dolor no le sea tan fuerte,
Atte.

EL DOLOR DE LO QUE PUDO HABER SIDO