martes, 14 de diciembre de 2010

La última hoja en caer del otoño




Capítulo IV

Llegué a casa. Estaba sola. La soledad, es tan rara, a veces se siente bien y otras no tanto. A veces la buscamos y otras la esquivamos. Búsqueda. Buscar cosas, sentimientos reprimidos, recuerdos. No siempre encontramos lo que queremos, podemos encontrar algo que ni nos imaginabamos que estaría allí escondido esperando a ser descubierto. Descubrir, descubrir cosas, países, identidades, a nosotros mismos, a los otros, emociones escondidas como el amor, o la tristeza o inclusive el propio odio que tendemos a cubrir de mentiras. Estaba harta de esas mentiras, pero tampoco quería esparcir mi rabia por todos aquellos seres que me rodeaban. Así que me tiré en la cama, a esperar. Pasaron tres minutos. Me harté e intenté dormir.
Me desperté, me paré, y fui a abrir el agua para bañarme. Me senté en el piso a ver como se llenaba de agua la bañadera. Mientras la veía llenarse se me venía a la cabeza un único sentimiento oculto: odio. Odiaba a mi escuela, a mis amigos, a mis amigas, a Martín, a mi madre, a el odio, a el amor, a la alegría, a mi casa, a mi vecindario, al mundo y hasta a mi vida. Entonces decidí acabar con ella. Agarré las pastillas de dormir de mi madre y me tragué once. Me metí adentro de la bañadera y decidí decirle adiós a todo. En ese entonces, entró mi madre y gritó mi nombre. Yo lo escuchaba tan lejos, comencé a convulsionar y de repente todo se volvió negro.
Luego abrí los ojos, y estaba en mi cuarto. Había sido un sueño, parecía todo tan real. Habían pasado dos horas. Dos horas tan cortas. Fui al baño y abrí el cajón de las pastillas. Aquellas pastillas. Eran las encargadas de que mi madre pudiera dormir en paz sin despertarse gritando por una terrible pesadilla (¿O recuerdo?). La tragedia era la responsable de esto. El accidente. El fallecimiento de mi hermana. Si, tenía una hermana. Más grande que yo solamente cinco años. Fue en agosto, hace tres años atrás. Ella estaba yendo en la moto de su novio a casa, un día de mucho frío y lluvia. Cuando de repente un auto se les cruzó y chocaron. Ella salió disparada de la moto y murió al instante, mientras que su novio sobrevivió. Mi madre quedó destrozada, yo quedé marcada para siempre. Ella era mi inspiración, era todo para mí. No aguantaba ir al cementerio a dejarle flores. Era demasiado drama para mí.
Dejé las pastillas en el cajón. Y fui abajo. Allí estaba mi madre preparando la comida. Olía a milanesas. Me encantaban.
Comimos y me fui a la cama. Mañana me esperaba un día inesperado. Cuando estaba por subir sonó el teléfono. Era Sabrina, enrealidad, mi más amiga, le gustaba lo que llamaba la atención o lo que no era normal. Era genial, me quería mucho y yo a ella también. Me dijo que mañana habría una fiesta. Colgué. ¿Iría Martín? ¿O quizás no? ¿La fiesta estaría buena o sería un fracaso? No lo sé supongo que tendría que esperar hasta mañana.