domingo, 1 de marzo de 2015

Piedras

No puedo mirarte fijamente a los ojos, porque carecés de ellos. Dos zafiros se incrustan en tus cuencas vacías para ser jugados por ilusiones ópticas.
Deseo que se esconde en mis bajos instintos, buscando devorarme esa espalda lunar.
¿Qué me hiciste? Devolvé mi cabeza, antes que sea demasiado tarde. No quiero dejarte ir, no estoy dispuesta.
El tiempo nunca fue un aliado, pero tampoco es un obstáculo.
Esmeraldas son ambas piedras que buscan el río de tu escencia.