jueves, 8 de mayo de 2014

Noche en Buenos Aires

¿Por qué?
¿Por qué me tiene que pasar, si estaba todo tan bien?
Como siempre, mi corazón ganandole a la lógica, generando un cismo terrenal, en donde las tristezas nacen de la tierra que refleja realidad, para apegarse a mis ojos, teniendo como hijas a las lágrimas.
Estaba todo en orden, hasta que comencé a sentir. Es lindo sentir, pero la mayoría de veces salís lastimada. Más aún si sos como yo, que siento todo en profunidad, en el más adentrado centro de mi corazón.
Yo sé perfectamente cómo es él, y sin embargo pensé una salida alternativa a la cruda realidad. El sigue perteneciendole a ella, y por un largo tiempo continuará así. Como reemplazo de su pérdida, recurre a un plural. Las noches de luna están hechas para recurrir unos labios, senos y cuerpos temporales, pasajeros. ¿Placer?
Un reloj llamado Destino marca solamente :AM
Muero de ganas de saber que señal es. Todo comienza con esas dos letras, pero nadie sabe como continúan.
Mientras estoy acá, intentando dejarlo pasar. No sentir, no me hace bien sentirlo de esa manera, no aún no. Las agujas del reloj continúan moviendose. Sigo en el mismo lugar, miro a la luna, que hermosa resplandece en el cielo.
En otra parte de Buenos Aires, se encuentra él contemplando la noche, de la misma manera que yo, pero acompañado. Miradas, risas,roces, pisadas que se alejan.
La noche volvió a quedar vacía.