miércoles, 26 de octubre de 2011

Romeo & Julieta.

Son como Romeo y Julieta,
Ellos los han separado, más bien su enemistad. Tuvieron la oportunidad, y se voló con el viento. Igual, nunca pudieron estar juntos, no pertenecen al mismo lugar.
Julieta escapó, Romeo corrió la mirada celestial. No es su culpa, tampoco la de ella. No es la culpa de sus alrededores, no hay un responsable, salvo el tiempo, que asesinó todo lo que tenían.
Romeo, no le permiten salir de ese círculo vicioso, no se permite explorar por él mismo sus propios sentimientos. Romeo, no te puede ver.
Quisiera iluminar ésta oscuridad que la atrapó, no ve nada.
¿Estás ahí? ¡No te veo!
Suaves susurros de un pasado no muy lejano acarician las orejas de Julieta, la completa y abstracta oscuridad puede hacer que la fantasía más milagrosa se torne en una pesadilla interminable. Ella está asustada, no quiere volver a sufrir, no quiere volver a llorar, solamente necesita despertar. Su despertar único sería la paz más eterna y atroz.
Romeo no aparece, el silencio rodea a Julieta.
Él entra por la puerta, la encuentra en el piso, un trágico momento está por pasar.
Él la abraza y la besa, sus labios siguen tibios. El veneno de un amor imposible hace que Romeo caiga al piso, Julieta se despierta.
Está en su cuarto; se mira a ella misma, ni si quiera se llama Julieta. Fue solamente un sueño, una ilusión que con el más trágico final termina.
Ella piensa en su Romeo, que lejos está. Tan lejos, como en su sueño.