domingo, 7 de agosto de 2011

Mitades

Cuando me dí cuenta que no podía forjar mis sentimientos, me dejé llevar, lo dejé fluir, pensando que todo iba a estar mejor. Pero inclusive sus comentarios y actitudes me lastimaron cada vez más. Razoné que el no estaba siendo quién realmente era conmigo, o tal vez sí, dado que desde mi punto de vista, todos tenemos dos mitades ; una externa y una interna. En la externa uno saca lo más superficial de sí, los peores comportamientos y la indiferencia, pero a la vez hace que no duela tanto, dado que es la más lejana del corazón. En cambio la interna, la que la mayoría de veces da miedo mostrar y también genera una cierta desconfianza al intentar revelarla a otro, porque es la más pura, la que guarda todos los sentimientos que lastimósamente deben permanecer allí hasta que puedan salir. Sentí que el no quería involucrarse, por lo menos, averigué que su pasada forma de ser no era la misma que ahora. Si se fue hacia el centro o si desapareció, eso ya no me incumbe. Pero creo que si el no usa su mitad verdadera, yo tampoco debería mostrársela. Por más que ese sentimiento y esa ilusión permanezcan allí, es hora de que actúe. Si no se desvanecen por sí solos, debo hacerlo yo, aunque sea con el mayor dolor del mundo, porque debo avanzar.

Y sé que ya lo estoy haciendo.