No tengo ganas de seguir.
Me ahogo en mi propio mar de lágrimas y desencantos.
Siento que me hundo,
Que no hay ninguna salida, ni superficie.
El aire me está faltando.
Agonizo. Muero.
Vuelvo a vivir, intentando esta vez no saltar hacia ese mar turquesa que si mirás bien cada vez se vuelve más negro.
Estoy cayendo de vuelta, quiero volver atrás.
Quiero salir de acá, quiero correr y vivir,
Pero no puedo, sigo acá ahogándome y viviendo de lo poco que me queda.
La desesperación se apodera de mi, el dolor se potencia bien adentro .
Me enojo, y cada vez veo el sol, brillando sobre el agua, más lejos.
Sus rayos no pueden salvarme.
Espero a que una mano me agarre y me salve.
Me invento un final de cuento,
Me salva, y soy feliz.
Vivo de él y él vive de mí,
Pero finalmente no es más que una pura fantasía.
Me di cuenta, que el mar contenía mil gotas de ilusión. Que la ilusión es la que me estaba matando.
Abrí los ojos, ví la realidad.
Sabía que no iba a pasar eso, yo era la que debía nadar por mí misma.
Mi ilusión se apagó y pronto llego a la orilla.
Esperando a encontrar el camino de vuelta.