Decidió salir a la calle. No había pisado esa vereda roñosa desde hacía más de un mes y medio. Sus pies y piernas le temblaban, sus brazos y manos transpiraban, su cabeza y sus ojos no se decidían, su respiración se aceleraba y sus latidos aumentaban. Finalmente salió, miró hacia su izquierda; un teléfono público escrito, dañado y lleno de papeles se encontraba allí. Arrancó un papel con tal delicadeza."Te has metido en las drogas y el alcohol? Puedes salir de allí, llámanos y te ayudaremos." Sus manos le comenzaron a temblar y corrió hacia su guarida.
Un llamado, una vida nueva, una nueva oportunidad. No sabía que hacer. Sentía que aquella era su oportunidad, pero también tenía miedo. Se decidió.
Salió a la calle y marcó el teléfono en la cabina pública.
-Hola, Ayuda para A&D ?
-Eh,si... Necesito, necesito...
-Ven mañana a las 4, te estaré esperando.
Se hicieron pronto aquellas cuatro de la tarde. Ella estaba allí, apunto de abrir aquella puerta del gran salón. Transpiraba sudor frío, su mano estaba apoyada en el picaporte. La llamaron. Ella no sabía que hacer.
Nunca más volvió a ese salón, no se reportó ese día. Corrió y corrió hasta un lugar que no conocía. No soportó la idea de aceptar su realidad, en lo que se había convertido, en lo que había realizado. Compró una botella de cerveza barata y se sentó en el callejón. Lloró y bebió, hasta que en un momento se enfureció y rompió la botella contra la pared. La observó, se estaba dando su oportunidad. La apoyo sobre aquella delgada piel.
Nadie lloró por ella, Nadie rezó por ella, a nadie le importó. Su cuerpo yacía inmóvil esperando una nueva oportunidad, una nueva vida.